Enfoques más usados para saber cómo evaluar los procesos de coaching

Cómo evaluar los procesos de coaching con técnicas efectivas

Evaluar un proceso de coaching es crucial para asegurar su efectividad y mejorar continuamente la calidad del mismo. En un entorno empresarial cada vez más competitivo, las organizaciones buscan garantizar que sus inversiones en desarrollo profesional generen resultados tangibles. Existen diversos enfoques para esta evaluación, pero los tres más utilizados son la taxonomía de Kirkpatrick, el modelo Phillips ROI y el modelo CIPP. Cada uno de estos enfoques ofrece una perspectiva única y complementaria para analizar y optimizar los procesos de coaching. En este artículo, exploraremos cada uno de estos modelos en profundidad, destacando sus beneficios, limitaciones y aplicaciones prácticas.

Cómo evaluar un proceso de coaching: La taxonomía de Kirkpatrick

La taxonomía de Kirkpatrick es quizás el método más conocido y utilizado para saber cómo evaluar un proceso de coaching, la eficacia del mismo y la formación. Desarrollado por Don Kirkpatrick en la década de 1950, este marco se ha convertido en un estándar en la industria de la formación y el desarrollo. La taxonomía de Kirkpatrick se centra en cuatro niveles de evaluación que ofrecen una visión completa de la efectividad del coaching:

  1. Nivel 1: Reacción
  2. Nivel 2: Aprendizaje
  3. Nivel 3: Comportamiento
  4. Nivel 4: Resultados

Nivel 1: Reacción

El primer nivel de la taxonomía de Kirkpatrick se centra en la reacción de los participantes al coaching. En este nivel, se mide cómo reaccionaron o respondieron los participantes al programa de coaching. Esto incluye evaluar su satisfacción general, sus percepciones sobre la relevancia del contenido, la calidad del facilitador y el entorno de aprendizaje. La forma más común de medir la reacción es a través de encuestas y formularios de retroalimentación que se completan inmediatamente después de la sesión de coaching. Estas encuestas pueden incluir preguntas sobre la claridad de los materiales, la utilidad de las actividades y la efectividad del coach.

Nivel 2: Aprendizaje

El segundo nivel de la taxonomía de Kirkpatrick mide el aprendizaje que tuvo lugar durante el coaching. En esta etapa, se evalúa cuánto han aprendido los participantes, es decir, cuánto han incrementado su conocimiento, habilidades y actitudes como resultado del coaching. Para medir el aprendizaje, se pueden utilizar varias herramientas, como cuestionarios antes y después del coaching, pruebas prácticas, ejercicios de simulación y demostraciones de habilidades. Es fundamental que estas evaluaciones sean alineadas con los objetivos de aprendizaje específicos del programa de coaching.

Nivel 3: Comportamiento

El tercer nivel de la taxonomía de Kirkpatrick se centra en el cambio de comportamiento que ocurre después del coaching. En este nivel, se evalúa si los participantes están aplicando lo que han aprendido en su trabajo diario. Este nivel de evaluación generalmente se lleva a cabo semanas o meses después del coaching para permitir que los participantes tengan tiempo suficiente para implementar los nuevos conocimientos y habilidades. Para evaluar el cambio de comportamiento, se pueden utilizar diversas herramientas, como autoevaluaciones, evaluaciones de supervisores, observaciones en el lugar de trabajo y análisis de desempeño. Es crucial obtener una perspectiva objetiva y múltiple sobre cómo ha cambiado el comportamiento de los participantes.

Nivel 4: Resultados

El cuarto nivel de la taxonomía de Kirkpatrick se centra en los resultados organizacionales que se derivan del coaching. En esta etapa, se mide el impacto del coaching en los objetivos estratégicos de la organización, como el aumento de la productividad, la mejora de la calidad del trabajo, la reducción de costos, la satisfacción del cliente y otros indicadores clave de desempeño (KPI). Para saber cómo evaluar los resultados en un proceso de coaching, se recopilan datos cuantitativos y cualitativos antes y después del coaching. Este nivel de evaluación es crítico para demostrar el retorno de la inversión (ROI) del coaching y para justificar futuras inversiones en desarrollo profesional.

Don Kirkpatrick

Limitaciones de la taxonomía de Kirkpatrick

Aunque la taxonomía de Kirkpatrick es un marco ampliamente reconocido y utilizado, no está exento de críticas y limitaciones. Algunas de las principales críticas incluyen:

  1. Falta de base científica: La taxonomía de Kirkpatrick se conoce a menudo como un "modelo" o "teoría" cuando, en realidad, es en gran parte no científica. No se basa en investigaciones empíricas rigurosas y carece de una fundamentación teórica sólida.
  2. Recopilación de datos limitada: La taxonomía de Kirkpatrick a menudo recopila datos que no son suficientes para mejorar realmente el coaching. Por ejemplo, si una empresa de servicios técnicos ejecuta un programa de capacitación diseñado para disminuir los tiempos de espera de los clientes, y los tiempos de espera no disminuyen, la taxonomía solo indicará que la capacitación no funcionó, sin proporcionar información útil para mejorar el programa.
  3. Causalidad lineal no comprobada: La idea de que una percepción favorable del aprendizaje en el Nivel 1 debería resultar en mejores resultados en los Niveles 2 y 3 no está respaldada por investigaciones. La relación causal entre los niveles no es clara y directa.
  4. Medición basada en ROE: La taxonomía de Kirkpatrick mide el aprendizaje en términos de retorno de las expectativas de las partes interesadas (ROE), lo cual puede no ser suficiente para algunas organizaciones que buscan un retorno de la inversión más tradicional y cuantificable.

Para abordar estas limitaciones, es importante complementar la taxonomía de Kirkpatrick con otros modelos de evaluación que proporcionen una visión más completa y detallada del proceso de coaching.

La metodología Phillips ROI

El segundo método para saber cómo evaluar un proceso de coaching es la Metodología Phillips ROI, desarrollada por Jack Phillips en la década de 1980. Phillips amplió la taxonomía de Kirkpatrick para abordar algunas de sus deficiencias y añadió un quinto nivel para medir el retorno de la inversión (ROI). La metodología Phillips ROI se considera una versión mejorada y más detallada de la taxonomía de Kirkpatrick y se centra en cinco niveles de evaluación:

  1. Nivel 1: Reacción
  2. Nivel 2: Aprendizaje
  3. Nivel 3: Aplicación e implementación
  4. Nivel 4: Impacto
  5. Nivel 5: Retorno de la inversión (ROI)
Jack Phillips

Nivel 1: Reacción

Similar a la taxonomía de Kirkpatrick, la metodología Phillips también evalúa la reacción de los participantes. Este nivel mide la satisfacción y las percepciones de los participantes sobre el coaching, incluyendo la relevancia del contenido, la calidad del coach y el entorno de aprendizaje. Las encuestas y formularios de retroalimentación son herramientas comunes para recopilar datos en este nivel.

Nivel 2: Aprendizaje

El segundo nivel evalúa si el aprendizaje tuvo lugar. Este nivel mide cuánto han aprendido los participantes en términos de conocimientos, habilidades y actitudes. Las evaluaciones previas y posteriores, las pruebas prácticas y las demostraciones de habilidades son métodos utilizados para medir el aprendizaje.

Nivel 3: Aplicación e implementación

El tercer nivel de la metodología Phillips amplía el enfoque de la taxonomía de Kirkpatrick para incluir tanto la aplicación como la implementación del aprendizaje. Este nivel evalúa si los participantes están aplicando lo que han aprendido en su trabajo y cómo se está implementando el coaching en la organización. Esta evaluación puede incluir autoevaluaciones, evaluaciones de supervisores y observaciones en el lugar de trabajo.

Nivel 4: Impacto

El cuarto nivel de la metodología Phillips se centra en el impacto del coaching en los resultados organizacionales. Este nivel identifica si hay factores distintos del coaching que influyen en los resultados, proporcionando una visión más amplia del impacto del programa. Los datos cuantitativos y cualitativos recopilados en este nivel ayudan a entender el contexto y las variables que afectan los resultados.

Nivel 5: Retorno de la inversión (ROI)

El quinto nivel, exclusivo de la metodología Phillips, mide el retorno de la inversión (ROI) del coaching. Este nivel utiliza el análisis costo-beneficio para determinar el valor financiero del coaching. Se recopilan datos empresariales antes, durante y después del coaching para identificar mejoras en los procesos, aumentos en la productividad o beneficios financieros. El ROI se calcula comparando el costo del coaching con el valor generado para la organización.

Aplicaciones prácticas y beneficios de la metodología Phillips ROI

La metodología Phillips ROI ofrece varias ventajas sobre la taxonomía de Kirkpatrick. Al incluir un análisis de retorno de la inversión, proporciona una medida cuantificable del valor del coaching, lo cual es crucial para justificar las inversiones en desarrollo profesional. Además, el enfoque en la aplicación e implementación del aprendizaje permite una evaluación más detallada y útil para mejorar los programas de coaching. Este modelo es especialmente útil en organizaciones que buscan datos precisos y detallados para tomar decisiones estratégicas sobre la formación y el desarrollo. Si quieres saber más sobre como darle beneficios a tus clientes da clic aquí.

El modelo de evaluación CIPP

El tercer enfoque para saber cómo evaluar un proceso de coaching es el modelo CIPP, desarrollado por Daniel Stufflebeam en la década de 1960. CIPP es un acrónimo de Contexto (Context), Insumo (Input), Proceso (Process) y Producto (Product). A diferencia de la taxonomía de Kirkpatrick y la metodología Phillips ROI, el modelo CIPP se centra en mejorar continuamente el programa de coaching y en la toma de decisiones informadas. Este modelo ofrece un marco completo para evaluar todas las etapas de un programa de coaching, desde la planificación hasta la implementación y la evaluación final.

Daniel Stufflebeam

Contexto (Context)

La evaluación del contexto implica analizar las necesidades, preocupaciones y oportunidades de la organización antes de diseñar el programa de coaching. Este análisis ayuda a identificar los objetivos y metas del coaching y asegura que el programa esté alineado con las prioridades estratégicas de la organización. Las herramientas utilizadas en esta etapa incluyen análisis de necesidades, encuestas a partes interesadas y análisis de datos organizacionales.

Insumo (Input)

La evaluación de insumos se centra en los recursos y estrategias necesarios para implementar el programa de coaching. Esto incluye evaluar la calidad de los materiales de coaching, la experiencia y competencia de los coaches, y los recursos financieros y logísticos disponibles. Esta evaluación ayuda a asegurar que el programa esté bien diseñado y que los recursos sean adecuados para alcanzar los objetivos establecidos. Se pueden utilizar métodos como la revisión de planes de coaching, entrevistas con coaches y análisis de costos.

Proceso (Process)

La evaluación del proceso se centra en la implementación del programa de coaching. Esta etapa implica monitorear y evaluar la ejecución del coaching para asegurar que se esté llevando a cabo de acuerdo con el plan y que se estén alcanzando los estándares de calidad. La evaluación del proceso puede incluir observaciones directas, encuestas a participantes, y análisis de registros de coaching. Este nivel de evaluación permite identificar problemas y ajustes necesarios durante la implementación del programa.

Producto (Product)

La evaluación del producto se centra en los resultados y efectos del programa de coaching. Este nivel incluye tanto evaluaciones formativas, que se realizan durante el programa, como evaluaciones sumativas, que se realizan al finalizar el programa. La evaluación del producto mide el impacto del coaching en los participantes y en la organización, incluyendo cambios en el desempeño, la satisfacción de los participantes y el logro de los objetivos estratégicos. Los métodos utilizados en esta etapa incluyen encuestas, entrevistas, análisis de datos de desempeño y estudios de caso.

Aplicaciones prácticas y beneficios del modelo CIPP

El modelo CIPP ofrece un enfoque integral para evaluar un proceso de coaching, desde la planificación hasta la evaluación final. Este enfoque permite a las organizaciones tomar decisiones informadas en cada etapa del programa de coaching, asegurando que los recursos se utilicen de manera efectiva y que el programa esté alineado con las metas estratégicas. Además, el enfoque en la mejora continua permite ajustar y perfeccionar el programa a medida que se implementa, garantizando una mayor efectividad y relevancia.

Al final del día

Como se ha visto, los tres modelos más utilizados para saber cómo evaluar un proceso de coaching –la taxonomía de Kirkpatrick, la metodología Phillips ROI y el modelo CIPP– tienen sus propias ventajas y desventajas. La elección del modelo adecuado para su organización dependerá de varios factores, incluyendo el presupuesto, el tiempo y los recursos disponibles, así como los objetivos específicos del programa de coaching.

La taxonomía de Kirkpatrick es útil para evaluar la satisfacción y el aprendizaje de los participantes, pero puede no proporcionar suficientes datos para mejorar el coaching o para medir el retorno de la inversión de manera precisa. La metodología Phillips ROI aborda estas limitaciones al incluir un análisis detallado de la aplicación, implementación e impacto del coaching, así como una medida cuantificable del retorno de la inversión. Por su parte, el modelo CIPP ofrece un enfoque integral y centrado en la mejora continua, permitiendo a las organizaciones tomar decisiones informadas y ajustar el programa de coaching a medida que se implementa.

Al comprender y aplicar estos modelos de evaluación, las organizaciones pueden garantizar que sus programas de coaching no solo sean efectivos, sino también alineados con sus objetivos estratégicos y generen un retorno de la inversión tangible. La evaluación continua y sistemática del coaching es esencial para saber cómo evaluar un proceso de coaching y mejorar la calidad del desarrollo profesional y para maximizar el impacto positivo en la organización y sus empleados.

Estas son solo algunas de las formas en que puedes construir una marca personal sólida y medir su impacto en tu carrera profesional o negocio.

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Álvaro Ocampo